Sangre en la arena: animales en la antigua Roma
En la arena del Coliseo, con excusa de cualquier celebración, se organizaban espectáculos que duraban jornadas completas. La entrada era gratuita y la diversión estaba asegurada. Un día en el anfiteatro se dividía en tres sesiones: Por la mañana, desde muy temprano, se desarrollaban las venationes, o cazas de animales, al mediodía era el momento de las ejecuciones de condenados a muerte o damnatio y por la tarde de las famosísimas luchas de gladiadores. Tanto las venationes como la damnatio tenían como protagonistas estelares a los animales.
Detalle de mosaico de La Olmeda, Pedrosa de la Vega (Palencia, Castilla y León). Fuente: Wikipedia
Las cacerías de fieras eran una forma muy sencilla de demostrar por parte del emperador el poder que Roma tenía sobre la tierra conocida. En la arena aparecían animales y personas de todas las regiones del Imperio y esto encantaba a los romanos. Era su forma de celebrar el dominio absoluto de hombres y naturaleza de los países que se iban conquistando. Estas, en los primeros tiempos, se realizaban con animales autóctonos, pero más tarde se fueron añadiendo otros más exóticos y menos conocidos a medida que el Imperio se iba ampliando y se iban conquistando nuevos territorios. Así que a los jabalíes, lobos, ciervos y osos comenzaron a añadirse animales mucho más exóticos y que nunca antes habían sido vistos en Roma como leopardos, panteras, rinocerontes, cocodrilos o hipopótamos. Eran realizadas por profesionales que nada tenían que ver con los gladiadores y que eran entrenados especialmente para este espectáculo. Tampoco su atuendo y armamento estaban relacionados con sus compañeros de la tarde.
Las fieras más atroces, además, eran utilizadas para la ejecución de los condenados a muerte en la denominada damnatio ad bestias o ejecución por las bestias. En la Antigua Roma las formas de ejecución eran de lo más variado; eran muy creativos en este tema. Los animales, específicamente, fueron utilizados para matar a los esclavos, enemigos extranjeros y hombres libres culpables de delitos como el sacrilegio o el asesinato: Y siempre de forma pública.
¿Cómo se desarrollaba este tipo de ejecuciones? El delincuente era llevado al centro del anfiteatro, prácticamente desnudo. Se le ataba a un poste, desarmado por supuesto, y se soltaba al animal que iba a ser el ejecutor de la pena de muerte. Si el animal era algo pasivo, un auxiliar del anfiteatro se situaba tras el ejecutado y movía al prisionero, instigando al animal para que cumpliese con su cometido.
Recreación de un detalle del mosaico de Zliten por R. Cagnat. Fuente: https://mediterranees.net/art_antique/oeuvres/zliten/cagnat.html
Todo ello sucedía ya en de tiempos de Augusto, aunque con el paso de los años y los emperadores, el sistema evolucionó, buscando espectacularidad y el mayor dramatismo posible. Esta forma de ejecución llegaría a su máxima expresión cuando comenzó a practicarse de forma asidua, llegando a convertirse así en algo aburrido. Es entonces cuando comenzaron a realizarse los denominados Dramas Mitológicos, es decir, escenificaciones de mitos clásicos como el de Orfeo, que apareció en la arena vestido como el dios y tocando el arpa. El mito original contaba que con el instrumento musical apaciguaba a las fieras, pero en el caso de esta representación, el final del reo fue morir entre las zarpas de un oso.
Entre venatio y damnatio por los espectáculos de Roma pasaron animales como leones de Mesopotamia y Libia, hipopótamos de Egipto, tigres de Hircania, leopardos de Libia y Getulia, elefantes de la India y África, jabalíes de Germania, osos de Dalmacia e Hispania, perros de Escocia y ciervos de Córcega y Sicilia. Pero también hubo hurones, toros, cocodrilos, bisontes, camellos, ciervos, caballos, cabras, ovejas, onagros, hienas, cebras, grullas, linces… y un largo etc. Animales que eran capturados en su país de origen, mantenidos con vida, cuidados por ser una preciada y carísima carga, y transportados hasta Roma durante larguísimas distancias por mar y por tierra.
Embarque de un elefante para su transporte, Badisches Landesmuseum Karlsruhe. Fuente: autora
Las consecuencias de todas aquellas capturas y matanzas en los espectáculos fueron nefastas para algunas zonas de la geografía romana: elefantes que se extinguieron como los del norte de África, leones de Grecia, avestruces de Jordania, y un largo etc. de animales desaparecieron para siempre, cosa que aprovecharon los romanos, ellos siempre tan prácticos, para convertir algunos ecosistemas en espacios dedicados a la agricultura.
Animales que tristemente hace 2000 años que dejaron de existir, que probablemente nunca podremos ver y que intento resucitar en nuestra imaginación con mi trabajo de investigación haciéndoles un hueco en la historia de la Antigua Roma.
María Engracia Muñoz-Santos – Historiadora y arqueóloga
Estupendo artículo y muy interesante. Es dramático que la caza de tantos animales contribuyera a su extinción en algunas zonas.
Me ha encantado, creo que es una faceta bastante desconocida del mundo romano.
He estado 2 veces en el Coliseo y cada dia no me dejo de sorprender..saludos
Gracias por el artículo. Muy interesante esta faceta romana y su peculiar forma de entretener al público.
Excelente artículo! saludos desde Argentina
gracias por el artículo,me ha ayudado mucho y me ha gustado.
Muy buen artículo. lo e leído y me sirbio para mi trabajo.
saludos desde Argentina