¿Lotería de navidad en el mundo romano? Así es…
Se lo que estás pensando… ¿También la lotería? ¿Es que hay algo que no hicieran los romanos antes que nosotros? Pues efectivamente, en la antigua Roma la lotería ya era, como en la actualidad, un popular juego de azar en el que cualquiera podía conseguir grandes premios si la diosa Fortuna se ponía de su parte.
No deja de ser curioso, aunque meramente anecdótico, que la lotería de navidad actual coincida en su fecha con los sorteos más importantes en la antigua Roma, que tenían lugar durante las saturnalia, celebradas entre el 17 y el 23 de diciembre y sobre las que ya hemos hablado hace poco. Si quieres saber más sobre esta fiesta no dudes en leer este artículo.
En el mundo romano era tradición que durante las saturnalia los familiares y amigos cercanos se hicieran regalos unos a otros, como nosotros hacemos en navidad. Existían, de hecho, «mercadillos de saturnalia» en los que la gente podía comprar pequeños regalos y detalles, al más puro estilo de los tradicionales mercados de navidad de muchas ciudades actuales.
Entre los regalos que se hacían unos a otros, era común que se hicieran pequeñas rifas en las que todos los boletos acababan estando premiados. Pero, como se puede comprobar en tantas otras circunstancias, en Roma el lujo iba de la mano del exceso por lo que si hablamos de una familia en especial, la imperial, las pequeñas rifas se convertían en grandes sorteos de lotería en los que los premios podían llegar a ser inconmensurables.
Al emperador Augusto, amante de las saturnalia, de sus bromas y de su ambiente desenfadados, le encantaba hacer grandes sorteos en los que aprovechaba para gastar bromas con los premios. En sus banquetes festivos solía repartir a los comensales boletos de lotería que podían estar premiados con grandes sumas de dinero, telas exóticas e incluso oro puro o, por el contrario, con objetos de broma como pinzas, esponjas o mantos de pelo de cabra.
Otros emperadores como Nerón llegaron a repartir entre la población hasta mil boletos de lotería en ocasiones especiales. Algunos incluso inventaron nuevos formatos para dar más emoción a los sorteos. El emperador Heliogábalo hacía grotescos emparejamientos con los premios: con un solo boleto alguien podía ganar diez camellos o diez moscas, diez libras de oro o de plomo, diez avestruces o diez huevos de gallina… y tantas otras parejas disparatadas que hacían las delicias del emperador y sus invitados.
Y la próxima vez que compres lotería, recuerda que los romanos ya lo hicieron antes que nosotros…
Néstor F. Marqués – Coordinador Antigua Roma al Día
Muy interesante. Pero sólo habría sido un sorteo «de Nativitas» a partir del 753 AUC. Y así también la paga extra de nativitas.